Cambio de mentalidad en el cambio de armario

Patricia González Melgar, CEO y fundadora de Lapona

Como ciudadanos del mundo ya no podemos seguir viviendo ajenos al desgaste que le estamos ocasionando a nuestro planeta. Si tenemos una mínima sensibilidad y un poco de sentido común, sabemos que cada decisión corporativa o gesto individual que hacemos en el día a día puede contribuir a frenar ese deterioro o a incidir en él.

En este contexto, la industria textil se ha convertido en una de las más perjudiciales para el medio ambiente por varias razones: el uso y abuso de químicos en sus materias primas, el frenético ritmo de consumo al que nos empuja el mercado, conocido como fast fashion, donde la producción y la moda se han alineado para imponer una desmesurada y continua renovación de las prendas. Lo que tiene un gran impacto medioambiental y social.

El sector de la moda genera más de 92 millones de toneladas de residuos y consume 1,5 billones de toneladas de agua al año, según la revisión de estudios liderada por la Universidad de Aalto (Finlandia) y que se publicó en abril de 2020 en la revista Nature Reviews Earth & Environment. Por otra parte, en la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) de 2019, la ONU situó a la industria de la moda como la segunda más contaminante del mundo. Los datos también son para reflexionar: para confeccionar un par de vaqueros se requieren 7.500 litros de agua, el equivalente a lo que puede beber una persona en siete años, o que la producción de ropa y calzado es la causante del 8 % de los gases de efecto invernadero.

Recientemente, la Fundación Changing Markets denunciaba en su estudio “Fossil Fashion” la dependencia de las marcas a las fibras sintéticas derivadas del gas y el petróleo, sobre todo el poliéster, que se ha multiplicado por nueve en los últimos 50 años y que está presente en cerca de la mitad de la ropa que usamos. Y según la Unión Europea, la producción textil es responsable de aproximadamente el 20 % de la contaminación mundial de agua potable por el empleo de tintes y productos de acabado.

En medio de esta preocupación por el entorno es donde nace Lapona, una empresa que busca un cambio en el modelo de consumo textil, y que permite disfrutar de la moda ayudando a frenar la degradación de la tierra. El planteamiento de Lapona no es otro que sustituir la usual compra de ropa de bebé por el alquiler, lo cual supone un ahorro económico de un 30 % por ciento para las familias y reduce su impacto medioambiental.

El sistema es sencillo: mediante una suscripción mensual, semestral o anual Lapona envía al cliente cada mes una caja de 10 prendas de bebé, al tiempo que retira la ropa que ya ha utilizado, y que será lavada y desinfectada para que otro bebé pueda usarla. De esta forma, las familias renuevan la ropa infantil al ritmo del crecimiento de su bebé, sin renunciar a las tendencias, pero poniendo un poco más de cordura en el consumo. Si sumamos la obsesión por vestir a la última con el caprichoso mundo de la puericultura, ese consumo puede llegar a ser, en muchas ocasiones, absolutamente irresponsable y desmedido. No es extraño que el mercado nuble la vista de mamás y papás que se ven atrapados en la rueda de un consumo, en ocasiones, falto de sentido.

Lapona ofrece a sus clientes la oportunidad de comprometerse con la economía circular, aprovechando la ropa que ya está hecha y fabricada por marcas de calidad españolas y portuguesas, que apuestan por la producción sostenible, para darle el máximo de vidas posible a los tejidos, racionalizando el gasto. 

Grandes empresas del sector textil español llevan tiempo apostando por estrategias globales de sostenibilidad, que han supuesto una adaptación de su fabricación (materias primas más sostenibles y vertidos cero de sustancias químicas peligrosas); distribución (reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero) y venta (apuesta por una eficiencia energética de espacios). Pero también hay ejemplo de pymes que no se han quedado atrás. El valor añadido para las nuevas iniciativas de la industria del retail es que nuestros negocios nacen ya con una vocación por el cuidado del medio ambiente y llevan en su propósito ese espíritu de cambio. Y por eso tratamos de generar impacto, apostando una economía circular y sostenible, en el caso de Lapona, con una propuesta que, además de ayudar a las familias a vestir a sus hijos con ropa de calidad y a la moda, también contribuya al ahorro y al cuidado del entorno. Vida y planeta solo hay una

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