Caprabo, junto a Cruz Roja y Save the Children, ha puesto en marcha una iniciativa que tiene como objetivo facilitar el acceso a una alimentación adecuada a menores en situación de exclusión social. La iniciativa se lleva a cabo en los supermercados de Caprabo a lo largo del mes de septiembre.
A través de céntimos solidarios, los clientes de Caprabo pueden realizar microdonaciones de forma voluntaria y confidencial en el momento del pago de su compra en la caja del supermercado. Estas aportaciones también se pueden realizar de manera online.
Josep Quitet i Torner, presidente de Cruz Roja en Cataluña, asegura que «acción tras acción, la continua colaboración con Caprabo consigue sensibilizar a sus clientes en la importancia de concienciarnos todos y todas sobre las dificultades que sufren muchos colectivos vulnerables. Además, esto siempre nos ayuda a llevar a cabo nuestra misión. Y, en esta ocasión, trabajamos juntos para hacer llegar su apoyo en forma de alimentación saludable a los niños y niñas que atiende la entidad».
A su vez, Andrés Conde, director general de Save the Children, señala que «la colaboración con entidades como Caprabo facilita que podamos llegar a muchos más niños, niñas y familias vulnerables, quienes se han visto especialmente afectados por la crisis económica y social de la COVID-19. Con alianzas como esta somos capaces de seguir estando junto a los colectivos que más nos necesitan«.
Por su parte, Cristina Madrilley, de RSC de Caprabo, reconoce que «desde Caprabo luchamos para revertir la situación de vulnerabilidad que ha causado la COVID-19 en muchas familias de nuestro país y somos unos firmes defensores de la importancia de promover acciones sociales en favor de quienes más lo necesitan. Mantener nuestra colaboración con organizaciones tan relevantes como Cruz Roja o Save the Children nos permite contribuir en las causas que promueven; como en este caso, garantizar el acceso de los más pequeños a una correcta alimentación».
En Cataluña hay más de 455.000 menores en riesgo de pobreza. Esta situación afecta directamente a la capacidad que tienen las familias de garantizarles una correcta alimentación. Una circunstancia que, además, se ha visto especialmente agravada a raíz de la COVID-19.