Aceite, licores y vinos son las tres categorías de los productos más hurtados en los supermercados españoles. Completan la lista los ibéricos, los productos de afeitado y finalmente las conservas de atún y bonito. Así lo confirma el 4º estudio sobre el hurto en los supermercados que lanza STC (The Source Tagging Company), empresa especializada en protección antihurto en los lineales de supermercados nacionales.
El aceite de oliva, que apenas aparecía en el listado del 2023, hizo su aparición estelar colocándose el segundo puesto el año pasado y este año se sitúa como líder en hurto en la gran mayoría de comunidades Españolas. «Existe una relación directa entre el ascenso meteórico del hurto del aceite de oliva y el incremento de precios al que hemos asistido. Si bien los precios se han ido reduciendo en los últimos meses, los hurtadores profesionales han encontrado un filón. Una pequeña parte de la sociedad en porcentaje, pero grande en volumen absoluto, se ha ‘acomodado’ a comprar un producto robado a un precio sustancialmente inferior al del artículo en el lineal», señala Salvador Cañones, socio director de STC.
El estudio de STC también analiza los productos más hurtados en cada comunidad autónoma. Podemos ver que, en Cataluña, Madrid, Baleares, Andalucía y hasta un total de 12 comunidades lo que más se roba es el aceite de oliva mientras que en comunidades como La Rioja, el País Vasco o Canarias lo son los licores como el whisky, la ginebra, el vodka etc.

Muy alto en las listas se encuentran los ibéricos y el vino e incluso las conservas selectas como el bonito o la ventresca de atún “cada año observamos que los productos más hurtados no son de primera necesidad, sino que siempre son productos de un precio elevado. No desaparece el arroz o la pasta o ni siquiera el jamón barato, sino el ibérico. Con estos datos, podríamos estar de acuerdo en que el ‘hurto famélico’, aunque existe, no es relevante», añade Cañones.
Aparte de las cinco categorías más robadas, ¿cuáles son los artículos que más están preocupando a los supermercados por su incremento en los últimos meses? Pues como datos más relevantes, en nueve comunidades se está muy atento a las tabletas de chocolate, en cuatro se vigila especialmente el café y en tres a las cremas solares.
«La preocupación creciente en el hurto del chocolate y del café se debe principalmente a los incrementos de precio que las cadenas de alimentación y, en consecuencia, los consumidores estamos sufriendo. Factores económicos y ambientales explican ambas subidas, pero a pesar de ellos parece difícil que podamos renunciar al placer instantáneo de saborear café y chocolate. Existe un paralelismo alarmante entre lo sucedido con el aceite y estos dos productos», afirma el socio director de STC.

A nivel general, lamentablemente, las cadenas de supermercados no vaticinan un gran cambio en la tendencia: el 71 % consideran que en 2025 los hurtos seguirán subiendo, un 24 % opina que permanecerá igual y tan solo el 5 % considera que se reducirá.
Y aunque el hurto profesional –aquel de las bandas organizadas que posteriormente revenden el producto– sigue siendo extremadamente preocupante, se ha observado un aumento en el hurto cometido por individuos reincidentes. Según STC, se debe reflexionar sobre la figura del receptador (también llamado perista), es decir, la persona o comercio que adquiere los productos robados o que, debido a su precio, son sospechosos de haberlo sido. Sin duda, «si esta figura no existiera, más de la mitad de los hurtos no se cometerían», señala Cañones.
Y ante ello, ¿qué pueden hacer los supermercados? «Pues tan solo mantener el difícil equilibrio entre seguir ofreciéndonos los productos en libre disposición y a un precio adecuado, combinado con medidas antihurto que reduzcan sus pérdidas sin encarecer el ticket final. Existe el convencimiento firme de que eliminar esas medidas repercutiría enormemente en un incremento de los robos, y, en consecuencia, en un aumento de los precios que los consumidores honrados deberíamos pagar», responde Cañones.
Finalmente, el estudio recoge que 9 de cada 10 supermercados colaboran habitualmente con bancos de alimentos y otras fundaciones sociales. Una práctica que, afortunadamente, se mantiene año tras año.
El ranking ha sido elaborado a partir de las estrategias de protección y los datos recogidos durante todo el 2024 en las principales cadenas de alimentación nacionales y autonómicas, que engloban más de 10.500 supermercados.