El 73 % de los consumidores españoles considera que la sostenibilidad es más importante para ellos que hace dos años, según se desprende del último estudio global publicado por NielsenIQ «El Clima Cambiante de la Sostenibilidad» (The Changing Climate of Sustainability), centrado en la percepción de los consumidores sobre el impacto del cambio climático en la industria de bienes de consumo.
De estos encuestados, el 56 % dice que es mucho más importante que hace dos años atrás, mientras que el 17 % considera que es algo más importante. Aunque la mayoría de los consumidores están tomando algunas medidas en sus vidas para vivir de forma más sostenible, llevando sus propias bolsas de la compra (65 %), separando conscientemente la basura para reciclarla (61 %) y minimizando el uso de la electricidad (56 %), un 49 % de los españoles dicen que el coste de los productos sostenibles les impide adoptar este estilo de vida.
Se trata de uno de los porcentajes más altos dentro del estudio, frente al 41 % de la media mundial que consideran el precio como un obstáculo, sólo superado por Brasil y Corea del Sur (51 %), Singapur (50 %) y compartido con Reino Unido (también un 49 %). Los siguientes motivos que frenan la adopción de medidas sostenibles declarados por los consumidores españoles son las dificultades para encontrar productos sostenibles en las estanterías y la falta de claridad en la información de los productos (31 %).
«Los consumidores de todo el mundo están más comprometidos con la sostenibilidad, pero les resulta difícil tomar decisiones cotidianas que apoyen un verdadero impacto en la sostenibilidad. Quieren que se les ayude a vivir y a consumir de una manera sostenible que esté en consonancia con otras de sus presiones cotidianas, y también piensan que una parte de la responsabilidad de liderar la sostenibilidad recae en los distribuidores y los fabricantes», ha afirmado Patricia Daimiel, Directora General para el Sur de Europa de NielsenIQ.
De los españoles que dijeron que la sostenibilidad es más importante, el 57 % afirmó que era porque está en las noticias todo el tiempo, el 51 % señaló que estaba más informado sobre la sostenibilidad, y dejar un mundo para las generaciones futuras se ha vuelto más importante para el 46 %, mientras que el 22 % declara que lo es porque se ha visto afectado personalmente por fenómenos meteorológicos extremos. Además, el 50 % de los consultados dice que vivir de forma sostenible es importante para la sociedad y que intentan tomar decisiones sostenibles siempre que pueden.
Responsabilidad de fabricantes y marcas
El estudio concluye que dos factores emergentes como son el papel de la gobernanza en la imposición de la sostenibilidad y la explosión de los costes del cambio climático en las cadenas de valor están creando una perspectiva de cambio rápido en los próximos 5-10 años que obligará a las empresas, los fabricantes, las marcas y la distribución a transformarse y comprometerse con modelos de negocio realmente sostenibles.
Así, el 79 % de los consultados en España declaró que era bastante o muy probable que eligiera una cadena concreta si ésta ofreciera un surtido más amplio de opciones sostenibles en la tienda, mientras que el 82 % de los españoles (superior al 76 % de la media global) piden que las empresas tomen la iniciativa de reducir su huella medioambiental.
Por su parte, el 76 % afirma que se debería obligar a las empresas a mostrar una total transparencia de su cadena de suministro para que los compradores puedan elegir con conocimiento de causa y, acerca de esto, el 77 % afirma que dejaría de comprar productos de una empresa que haya sido declarada culpable de greenwash o blanqueamiento verde, lo que pone de manifiesto la importancia de la confianza y la transparencia no sólo en las comunicaciones, sino en toda la cadena de suministro.
Patricia Daimiel ha manifestado que «desgraciadamente, los ejemplos de blanqueamiento verde y de inacción hacen que los consumidores tengan distintos niveles de confianza en que todas las partes cumplan con su cometido. Nos encontramos en un punto de inflexión, en el que las empresas que han sido proactivas y genuinas en cuanto a la acción climática tendrán una enorme ventaja, ya que la industria se está esforzando en cumplir los requisitos y los esfuerzos sostenibles obligatorios».
«Para cumplir los objetivos, que serán cada vez más estrictos en los próximos 10 años, prevemos un gran esfuerzo por parte de las empresas, que ahora se dan cuenta de que ha llegado la hora de la verdad. Lo que cambia el juego es la exigencia de informar y validar su huella y obtener visibilidad de las emisiones y el uso de recursos en toda su cadena de valor. Esto requerirá un cambio a largo plazo y, para muchos, una desviación del modo en que operan actualmente», ha comentado Daimiel.