La Farga, situado en L’Hospitalet de Llobregat, adquirido por los actuales inversores en 2014, acaba de concluir su reforma.
La nueva Farga juega con la ventaja al estar situada en la ciudad más densamente poblada de Europa –según Eurostat 2018– y por estar ubicada en un área urbana con numerosos servicios a la comunidad –estación de ferrocarril, Centro de Actividades La Farga, Agencia Tributaria–. Amalthea Retail ha sabido aprovechar este latido urbano para consolidar un espacio comercial de tamaño mediano, profundamente arraigado con la vida que le rodea.
Las obras se iniciaron hace más de un año y han supuesto una inversión aproximada de 13 millones de euros. El concepto que ha modificado el centro comercial es un proyecto de arquitectura de Broadway Malyan, cuya propuesta ha transformado de forma radical un edificio construido en 1996 según los cánones del Movimiento Moderno, estilo que inspiró el auge urbanístico de las Olimpiadas de 1992.
El proyecto se ha basado en dos ideas centrales: inundar el espacio de luz y adaptar el mall a nuevas actividades de restauración y ocio que multiplican su actividad, pueden verse desde el exterior y atraen a la población mayoritariamente joven de L’Hospitalet.
Motores del cambio
Para lograr ese diálogo, la actuación principal ha sido abrir un gran lucernario en la cubierta que baña el interior del edificio. Esta boca de luz, situada sobre la plaza central del mall, ha permitido la instalación en la segunda y tercera plantas de una moderna oferta de restauración, denominada Elehache Street Food, con especialidades culinarias de todo el mundo. La tercera planta tiene además propuestas de ocio como un gimnasio McFit y unas salas de Cinesa Luxe, las primeras de este tipo instaladas en Cataluña.
Este ambiente experiencial se proyecta hacia el exterior del centro mediante la apertura de nuevas terrazas que rompen la originaria fachada oeste. Con esta decisión, el del edificio exhibe ahora todo el latido urbano generado en su interior por la calle Isabel la Católica y atrae al público que acude a los edificios culturales que colindan con él.
La intervención de Broadway Malyan se deja ver también en las entradas norte y sur mediante la creación de marcos e instalación de pavimentos, que optimizan los accesos al centro comercial. Esas entradas han perdido su frialdad anterior, gracias a la instalación de terrazas, muebles y paisajismo, transformándose en nuevos puntos de encuentro de la ciudad.
Huella industrial
En el interior del mall, la circulación peatonal se ha agilizado al instalar la elevación vertical en la plaza central y la entrada sur, y los frentes de tienda se han llevado hasta su total altura con el fin de ampliar la percepción espacial de cada planta. El diseño interior se ha inspirado en la luz y el metal para recrear el pasado industrial del edificio con un enfoque contemporáneo. Las estructuras metálicas están presentes en muchos ámbitos, desde piezas de mobiliario e iluminación hasta techos y las estructuras colgantes de los puestos del street food market. El espacio, ahora bien iluminado, recrea la sensación de estar en un patio o jardín con tumbonas, vegetación colgante, suelos que imitan césped… todo para conseguir una nueva percepción del centro comercial.
Para poner al día La Farga, se ha trabajado en el edificio sin interrumpir la actividad diaria, lo que les ha supuesto un gran esfuerzo. Una intervención tan rotunda les ha implicado operaciones técnicas tan complejas como resolver nuevas estructuras sobre otras existentes o adecuar las instalaciones para conseguir un edificio moderno tecnológicamente.
Jorge Ponce Dawson, main board director de Broadway Malyan, comenta: «Con la apertura de un espléndido lucernario y unas potentes terrazas en la fachada lateral, hemos conseguido un nuevo destino gastronómico y de ocio en una ciudad deseosa de ver su centro renacer. Ha sido un enorme placer compartir esta visión y hacerla realidad de un gran cliente, Amalthea Retail«.