Ahora, seis meses después del primer cierre de restaurantes en los EE.UU. como resultado de la pandemia de la COVID-19, alrededor de 100.000 restaurantes –uno de cada seis– se han visto obligados a cerrar sus puertas, ya sea de forma permanente o temporal.
Estos datos son el resultado de un estudio de la Asociación Nacional de Restaurantes, que ha encuestado a una gran parte del millón de negocios que son miembros de la organización.
Otros resultados del estudio indican que las ventas de los restaurantes bajaron un 34 % en promedio en agosto, y que la industria de la restauración en su conjunto está en camino de perder 240.000 millones de dólares este año.
En cuanto al empleo, casi tres millones de trabajadores de restaurantes están actualmente desempleados, y las empresas han informado de que sus niveles de dotación de personal son sólo el 71 % de lo que serían normalmente en ausencia de la COVID-19.
«Para una industria basada en el servicio y la hospitalidad, los últimos seis meses han puesto en tela de juicio la comprensión básica de nuestro negocio», dijo Tom Bené, presidente y director general de la Asociación Nacional de Restaurantes. «Nuestra supervivencia para esto se reduce a la creatividad y el espíritu empresarial de los propietarios, operadores y empleados. En todos los ámbitos, desde los propietarios independientes hasta los operadores de franquicias de unidades múltiples, los restaurantes están perdiendo dinero cada mes, y siguen luchando para servir a sus comunidades y apoyar a sus empleados».
Además, el 40 % de los operadores de restaurantes piensan que es poco probable que su negocio siga funcionando dentro de seis meses si no hay paquetes de ayuda adicionales del gobierno. La Asociación Nacional de Restaurantes ha escrito una carta al Congreso y a la administración de Trump destacando esto, pidiéndoles que usen el apoyo bipartidista para aprobar programas de pequeños negocios y proyectos de ley independientes.
«Esta encuesta nos recuerda que los propietarios independientes y los pequeños franquiciados no tienen tiempo de su lado», dijo Sean Kennedy, vicepresidente ejecutivo de asuntos públicos. «Las continuas interrupciones y la incertidumbre hacen imposible que estos propietarios hagan planes para la próxima semana, y mucho menos para el próximo año. El Congreso está a punto de dejar Washington para las elecciones, necesitamos que se centren en soluciones básicas a corto plazo que se aseguren el apoyo bipartidista y aprueben una o ambas cámaras».
«La industria de servicios de restauración fue el segundo mayor empleador del sector privado del país e inyectó más de 2.000 millones de dólares en la economía hasta nuestro repentino cierre. Hacer una inversión en una industria que los consumidores aman y que impulsa la economía es un buen negocio y un movimiento económico para el Congreso en la búsqueda de mayores ganancias para su recuperación.»
