Adolfo Domínguez acaba de formalizar una nueva alianza con El Palacio del Hierro, la cadena de grandes almacenes más importante de México, para abrir 23 establecimientos en todo este país, tanto a pie de calle como en centros comerciales. Está previsto que se pongan en funcionamiento de forma progresiva durante los próximos cinco años y hay dos tiendas que ya han abierto sus puertas en el marco de esta estrategia de expansión: Monterrey y Ciudad de México. Actualmente la firma ourensana cuenta con 110 puntos de venta distribuidos por la geografía mexicana, de los cuales 76 se encuentran en los centros comerciales de El Palacio del Hierro.
Las ventas de Adolfo Domínguez en este país le suponen el 16 % de su facturación anual, lo que convierte a la filial mexicana de la empresa en la principal más allá de las fronteras españolas. Para la firma ourensana, afirma Anabel Rúa López, directora de expansión internacional del grupo, tanto México como el continente latinoamericano son mercados claves. «Trabajamos constantemente en optimizar nuestra red comercial, en estar allí donde vendamos más y mejor, donde seamos más rentables», explica Rúa.
Por otro lado, para seguir consolidando su posición en el continente americano, donde sin contar México tiene once tiendas –en Colombia, Perú, Chile, Costa Rica y Guatemala– Adolfo Domínguez ha decidido reubicar y mejorar su establecimiento guatemalteco.
300 despidos en España
El anuncio de la expansión de la compañía ourensana en México llega unos días después de que diese a conocer, el pasado 25 de marzo, su intención de presentar el que será su cuarto ERE en diez años. La empresa prevé 300 despidos en España y una reducción del 30 % de su plantilla. A día de hoy, las negociaciones entre los representantes de los trabajadores y la compañía no han comenzado. Ambas partes se encuentran a la espera de la constitución de la mesa de negociación.
Desde Adolfo Domínguez aseguran que se trata de una reducción y adecuación estructural de la plantilla que tiene la misión de adaptar a la firma a las nuevas realidades digitales. Los sindicatos, por su parte, focalizarán su empeño en minimizar al máximo las consecuencias del ERE para los empleados, intentando que se mantenga el número de puestos de trabajo en la medida de lo posible.
